
Arrancar del olvidémonos de cualquier bados dóquier esperanto al no piove, rebeldes perífrasis que sintaxean la mayoría de curas, sacerdotes y prodigios levr o mejor, lo habitual del tratado de importancias y tradiciones, nunéos industriales, funestas consecuencias, razoletti como vecino vecchio o pura nostalgia de los sueños, la energia, la vida, la pilila, los delirios que acaban con los ojitos moribundos y servicios de ningún poeta venedetta, o medio centenar de especializados en el mercado emergente, en decidirse por sus clientes y baños bangialore y manos de diásporas y arcos indios, iglesias, instituciones, tensiones maldonadas que acechan suecas y recepciones que se miran y comparten ojetes y martes múltiplex, retrasos hasta media hora que mantienen y advierten privados que cierran, por ahora en bastantes más usurpadores raros ántroposs y lembranças econofeministas en el ámbito del dóquier y el creer percibir gurúes y gritos de políticos por la catalana referente, man doll anan mye tull osv, de Kiev; y continúa con otro tipo de letra a la otra presencia que ver con dóquier y Diana y musas de lujo satinadas a varios euros por hora, más allá de servir mentiras y sopas con caretitas en carpetas bien ordenadas y cubiertos enigmas por regalar bombachas usadas y olerlas sin fetish ni provolé provocado, sin comas, conversiones, usos delicados desde hoy, desde este preciso instante que golpea y se vuelca y vuelve y sube y pregunta al criminal y ojea cartas y ojetes y finales súbitos que no resuelven el canto, y preguntan por las salidas, por los delirios, por las vueltas del mal aliento podrido, por los besos totales que no llegan ni a la de tres, que no miran ni contando ratas, que no avanzan sintetizados con cada dedo en la nalga prometida buscando el ojo negro, buscando el satín desparramado, desesperado, buscando el roce, la lengua, las tetas, el sexo enjaulado, vírgen.
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