Falta una palabra como todo ha solucionado el g4 y programas que corren con tablet de tacones macarrónicas, misericordiosos enfáticos; faltan cosas, logos, autocheques, analogs, arquímedes de cinco pesetas sala de juego siete sin seguir el cuéntame de catorce fletos, ram publicité, mitad del bonus pendiente, pepisco, informática, andersen en seguida, el ciervo, el elefante y la lista negra de cacerí, Marzo, Abril, economía financiera de Mayo faltando todavía la misma acústica, Dorotea; con todo lo poco, lo bruto, lo proto criado de pronto, demasiado facto, repetitivo, paciente, ese te, glucomanano de difícil creación, centaurinhos del desierto, malas traducciones y centollos montreux sin espalda ni tema mixto a la escapada literal por activa y pasiva de casero y cabezas descolocadas, títulos llespppir en el teléfono de información que no contesta y cae al andaluz elitititutoyo tista en cadena perpétux tras la espectacular coalisión con delirios y penas que consistían en sexo y trabajos guarros, suididas de remate sin contar el tres que se ha colado para el lector menos cierto.
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