
Floripondio, fo, todos los folares y felaciones y mamadas, uno de viari, caña, va, venga, se quemó la idea del hoy que no quedan si no se dice a nadie y se va chupando como merengue acaramelado, como po, po, po...y el ruidito del cascabel que habla solo, grazie, y pregunta por las de nadas y las virtudes, y cobran dobles tetas perras, en pompa, babydolls, medianoches solitarias, morreos del también anterior y posteriores lamentables del dulce de leche; y su sexo que no llega pero besa cada rincón, cada cachete dulce, destramado, en coincidencia con el olor de ansia pubil en celo, al culo del mundo aturdido, repetido varias veces con el negro del bar rodrichj y el frío, y la sauna caliente, la ruta de casi una hora concreta, el megaball del foie esquizofrénico, el último momento pueril, fo en la bombacha del máximo placer futurible, extrañado por muchas causas, ruedas, gases, facestis con buen sabor de boca y sueños húmedos, máximas pruebas de audio con los tres conectados al famoso USB satinado al intimís deluxe medio transparente, de un color casi indefinido, medio borroso, y soutienes de la misma talla y textura de foie de pato, saltan, los tres tiempos chulescos, egocentristas, se besan satinados y mojan los chulescos con corridas en la parte contraria a la copia que a punto empieza y suena la música que habla con voz propia y deudas del tener o no rocambulesco, ayudas en mútuas ajenas y fe blandengue, valores por los suelos, minucias moho, complejines del maniquí ayestado por más complejines idem de idem 117, unas doscientas bien maquetadas con marquesines y colores violáceos, rojos con aguas azules y grises y más camisones satinados y mujeres masturbándose por encima del satín fo color crema.
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