Babatel

Bébot, babá, astrudillo de babatel, de guardianes de la vez del tracto de cargueros de simples primas en la evocación de un ruido apagado de pedo en la pollera del agachado gesto de caer y buscar y juntar tesituras y vidas en paquetes de la mente entrados en el peñasco de la rabadilla curvada según el pulmón de plástico, o fruela suelta como cada traducción del placer historiado en moderados actos de leche de cordero calculada en onces alterados que entierran el lanzamiento de liberar harapientos como copias del teléfono de talones en el bosque americano con la imagen del marido con codos gastados del tipo como alineadas manadas de ciervos para desayunar con la pata negra de ratón de alcantarilla con el ahínco de atravesar casi místicos cerca del campanillo de tranquilos neutrones y remos de extrasantos que sorprenden en el parecido de los dientes de loba que traen en ese caniche para recoger el bote de la comida de la noche de dos sentadas encarnadas en un cacillo que conduce al várese por una prolongación del véase, con humo y silicona y jarras de mortífera canción privada, o patente uso del menudo, sin la baba en la braga que ronda para deshechar la propia ensimismada que muestra los flecos de la receta del sincero pericay y el recuerdo de la apariencia rubia vestida de princesa mediocre que abaja el yendo, el hondo golpe incapaz de envolver el caramelo y quitarlo de la iridiscencia de babel con situaciones d efuerza retórica para la vuelta, para la caza del engaño murmurando la parida de confundir el sol del césped con la jugada de pócker en el imperioso tocar sin el arisco mapa de harina y huevo y falafel de otra crépe de sabuesos con tiempo, o con su nada en el cisnero lazoamordazado con umbilicales llevados a las palabras poéticas del arcaizante con moscas y remeras hacia la única península de la proa, la única habitada con la escena estudiada por el director de fotoblogs y filigranas disponibles en cualquier red de seda trémula como la de la película de acción y novedosas líneas de gracia, de linares alrededor mostrando algo más que las ganas de entender el campo de mapas y conjurar la tibieza del herbor filosófico en el nombre del hípico con otros nombres de galeras y teteras y finalmente contextos de mútuas miradas en el trapecio del futuro despacho del bien.