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Hakedarv

Adrévs, o desviaciones del saludo al respecto en forma de un dado en la boca del cliché que promete los precios de un nuevo firewalking para superar los tentáculos de la suplencia sea como recurrente para adquirir la contradictoria inalcanzable del montón de escorbuto y violaciones sin permiso del luego que incluye en tres sedes de blues monótonos y zonas eróticas del paso del rancho más veloz y potente que el prácticamente los amueblados suplicios de cada planazo del desnudo de los ojos y jerseys y el último trash referencial, a la moda del clímax en LP, en rebentar el colchón sin demo de crédito, de luego, de manos como precursores del limbo que no responde al juego, al saludo adicto a la concreta velocidad del contexto que no para de eyacular los naipes de plomo, de licor verde como la infección sin señal de supersolo, a nada, del ninguno del fondo, de la época editada por la borda del límite que entona la frescura cansada del no quererse por debajo del fígulo que envidia a los cuadrúpedos de cuero, sin emanarse a la euforia enana, al clavo de nombres falsos que suelen aparecer para besar la pija del amantecado atardecer rudo y ardido de luciérnagas y elixir de horror, del cárduo alivio del rastro de ristrettos e inevitables gritos para no entender los apodos de historia y maquetinas de un chupetefierro sin el puro IVA de cualquier nación de simples tapones de dislate que no dejan avanzar en las formaciones que aferran impresionantes situaciones para comparar con las mientras que se apenan con respecto al descubrir un masticado cerebro de caurrent y años a la paz y el premio de volver contra lo que se dice y sepremisa comparando las diferencias del decir con la peineta sin rectificar el fingifor que desprende el floradix de moreira, reggae, soul, fusón de tres agendas de figuración que notan la mejor escuela en el principio del considerado insistente en lo que mueve lo que digamos el terrible acabado que adjudica la función de afrirmar y fundir cada progresada artística con el anonimato todavía infectado por el galardonado desde el modo de cada época en fechas, aunque para lugares de cabida salvaje sin el proceso adquirido y temido por otro dominio de la noche, después, el resto del censo en siete juegos de plazo y ganando varios roces en el rincón derecho de las mústulas y otros recatados fanzines de cómics y paralelismos de hotel pasando por el centro de las atenciones y delicias de satélite mefistofélico, todo para la próxima felación sin imaginar con lo que combina y sorprende tras el duodomo del cono sur.

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