Buzbaz

Pedirían swing desde las tripas, desde una pizca de ropa tendida, fotografiada por el bombardo informe gore de lobos, casi abuelos por la nuca de la rúa lejos de la gasolinera y las sillitas de perro, de estúpidas esperas escupidas como santafesinos y pipí de emigrantes en una colcha de volantes y baldosas de lecheros de toda la vida disienta, desierta de sorpresas sobrepasadas de un virtuosismo engaño enclenque para recoger la vista  del visado de búzbaz y las cuatro afueras de cada multisala de recreo coom máquinas y góngoras y deberes de literatura china para recordarla como la lámpara de vóltios y algunos grados de más, o globos, o eructos de helio, de fino masaje como las aburbujadas montando chufla en galanes o rías o más erógenos bajo cero, bajo las faldas de la banda power lanzada en el año tampa, como nuevo y primer pirómano de traidores y restos de estudios sin disco ni turnos de papeletas, del maus y ocho camelotssin el manual de la historia en la página dos del último peón aparecido en las que cuentan el excepto del comentado cometido de bruces y feos rechazos hacia una júbila ilusión de contraer otro gran espasmo que reta las masas sociales en la silla eléctrica o de plástico doble, o cobre máximo con papel de regalar tampones, o sibaritas mezclas de flores y manos para no dejar ir el excéntrico dueto de rosas y margaritas y cementerios de ansiedades, de pedos, de maderas, de reinas, de gorras, de cabellos del comenzón que duermen para no ver más allá de la soledad, que habla de otra eternidad, de otros trucos, de otros perros, de otros fistros, de otros leones, de otros dientes preté que apechugan con el mero contrato del pueblo civil, cúvul de raíz y casi comentarista de ese día, de esa métre que todavía no se sabe si aparecerá con las mudanzas para acariciar la luz del príncipe o se caerá antes de llegar a la cruz de la tumba masculina sin atrincherar los costes del restaurant que sólo vende sofocación y más diazepan que las cartas con heroína incluida en la pizza de peperoni y salvia, y golpes de peripecia empujando más ansiolíticos hacia el estómago de bovino.