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Tiépolo

 El salgan verdades que no esperan las destrezas, las saúdes, los goles de nata yuxtapuesta con la mandarina y demás fruta del protestado número de vidas y amigables llegadas de la pena en la piedad arrugada, anuda, sin psicofármacos para disimular la soledad, la histéria y otra vez el historial de nubladas lágrimas en la billetera por no decir contados sueños húmedos ni hablar de ibarros y belmontes bordados en el agujero del no, en público púnico como amarillos espejistas de otro destrozo a destajo, de otro imaginario tsunami de ataques y muertes y latas de atún en conserva y bretzels y saquitos de lana siendo una ganga detrás de otras tíbias generaciones en las más centrípetas que apoyarán el duelo dificultoso cuidando el enojo hasta la plena seguridad del desentendido rol de soltar las pulpas de la canosa vagina que ya ha muerto sin atrapar el algo vibrante, los tebeos y tengos y pesados roces de banquínias y baños de otro virulento compás flotando por el fluír, por el glamour que pregunta mil veces si ignorará las voces que vienen a acariciar las nalgas y el satín de otra piel, de las guías acerca del volar, del volver a la altura de las inmensas divisadas entre piernas y pulgas y sexos contra el algo que se acurruca y vuelve a dudar de los aceleradores delanteros que comienzan con una manta de dormir y acaban con la pata trasera en un hotel de diez estrellas para seguir abrigando el caos interno que desnuda un sucio relevo más con una explosión del victimado e implorado por algunos suspiros de la gárgola madre en forma de fin, de quilo, de recoveco al latido latente del servicial vicio ofuscado por otra irregularidad del tendido Karma en el tedio del tefló, u en otro abrecaminos de cálculos e importancias de la implosión de lo sucedido en el sicard ansioso, consternado sólo al principio por las balas y carrileros refritos, menos encenízulos que los vivires que se arrepienten de haber conocido a la estrella del símulo simbólico y embebando las auras que se explican entre los responsables del frío relacionado con los besos e invitaciones al cariño, a las gordas espaldas de después del otro ring con cremalleras y specks de la fiaca atraída hacia la otra letra de atarax e incluso de correlativo plano medio.

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