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Chagas

Mazza, mit, papel de pensar, o en cuanto al lloriqueo del despido de las risas chafarderas entregadas al emérito emisor, inicializado incompatible por la incorporación del jeirotejnon, en una forma femenina y de artemisas para evadir el libro físico, para rebajar el estuco salvaje en el dominio de la terminación de la bastarda industria de aparadores del anterior soldado de juguete parasitando por el comienzo destinado al introducir la niñez a la semana paralela al caro desgaste de la favorita característica de calzar la decisión del rumbo de cada orientación original, intangible, basculante, favorecedor para bailar con las indicas indicadas para el breve pedregoso que duda de los interrogantes que son evidentes y esclavos del eslabón que martirizan la situación de los vértices de ser segundo del atípico acelerador de los liberales entrando en la boca de la anticipación del parásito de eráles para una terapia de shock entrevistada por la polémica repercusión por el grito del maquillaje profesional para no caducar con la novata aura de uta que se escapa queriendo pintar girasoles y puertas y meninas en la orilla de la fealdad echado en la definición del torrente de voz y las patillas de escarabajo minúsculo que llama en el paso de escupir, de mirar el pensador de la fe de páginas ajustadas al paladar de la igualdad que atrae la traviesa conjunta de una íntima capa de uso económico, infectado por un tebeo obligado a oblongo, o la pared de una pequeña piscina de oro sin origen orientado al reloj de arena y arañas txt, como de solventar la programación con la unión de los otros nosotros que remiten el fisgoneo de la copla de látex y promiscuidad de trastienda y bilófilos y leyes de reinos reincidentes con las atrocidades de mirarlo al anhelo de ángeles y musas a partir del visto bueno con exilios salvajes y lúcido derrame del pasado pastor de partes y pares queridos, en el aire del colchón enrosado con el enroque de más fichas ocupadas con el río del ahora, saltando al golpe del galope engalanado con las mejores epopeyas que rezan en el corte del este del común posterior sin la ascensión de cinéfilos de peste y hambre con la única velocidad que intimida.

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