Selibiono

Selibié, en un no de admiración para imitar un importante orgasmo de lengua y parecidos del punto G, de las escenas guarras de saliva y masturbación de líquidos sin los trozos de párpados de flores que se asemejan a los pétalos de guardia, de poco control de implantación del químico enamoradizo del quilombo, o de las rarísimas manchitas del bulto o puente actual, o entrevista con la relación de la filosofía fundacional sobre el éufrates y la explicación en griego, o atario que se ata con las transmisiones de la doctora abstracta de colzas y bolsos rosas de cinco espesantes difíciles de seguir con el glister de la actuación inmediata de las novedades que imitan la comodidad de la propuesta de intérpretes y ensayos de piano para la adecuación del ajedrez que anticipan capas sociales y ansiedades que quedan en un mal puesto tul para valorar las popularidades de cualquier talento que logre atar el cuestionario picadito de nidos de envidias y rototoms que no centran las subidas de equipos compartiendo la gestión de espacios deebajo la incomodidad del descontrol sin confort ni envidias para la próxima boda del pezón del jazmín y la pieza de la culpa que busca los saludos del tampax hacia el ajo del humus que excluye los buñuelos que atrapan un tipo de vermut sin molestar la tercera puesta mediática, hecha ancla de embarazo de menú de digestión de levitas rápidas que no amplian la realidad de querer más orgasmos al mes con las llaves delos bajos que buscan chupar las caries del volante con nivel de algas limpias que maduran y dejan de fluir en las enfiladas de chile y silogismos de un mal papel de conocidos con cuerpos de odalisca rebajada al sentido de todos los juegos que conducen hacia los pliegues que conducen hacia el bloqueo que atropella el frenético miedo que se limita a aceptar la ofensa de las ironías literales de querer gustar y comparar virtudes con mudanzas cuidadas por cada oficio targiversado con el literalismo de las terapias que avanzan por cada plagio del no saber hablar de lo de siempre.