Reiseplan, cosquitas de coscucha en consecuencia con la trinidad y menos espacios para las cosquillas y llantos por no intentar recordar el retaplén de fetén, o las chapas despintadas de querer volver a la magia que habitaba en las entrañas del soleado retotén, en cuanto tres o cuatro plásticos estáticos y extraños, sin la voz para continuar o realzar el plan de alcanzar el limbo instalado en la proa sur del apartamento que corona el magnífico tazo a las seis y veintidós, con tres golfos que todavía no han terminado de enterrar la semana de primos y prójimos y ruidos de orgasmos y veletetas y quejas que no tendrían que arraigar en el propio cerebelo de verduras y acompañamientos fieles como de mirtos dormidos y menajillos y ausencias faltadas por cada hambruna de traseros y algas nori y olores a los tiempos de vígines y hamburguesas y miedos a reparar en lo peor, en las fuerzas ingestas de titubación y estalactitas al frío para subir a supinación sin contar el tiempo de sedesterio, o a...