Exprara

Exprar, o expiración retorcida entre aspirar celos y entretiendas de periódicos y mocos y felaciones con tijeras sin los nidos de pagar por tocar, por oler los tercetos del verbo que construye lo que es la curiosidad de otra escuela sin los libros que acompañan la mente racional, inquisitoria, sin intransitar hacia el paradigma que manejan enseñanzas y copias para no ofender a los pilotos del mecanismo motor y las ciencias exactas sin suposición de cartera de servicios que no atienden a la máquina que compone el proceso del problema de la ciencia con el material de la inteligencia artificial que no juega con el sentido de la convicción firme, como en el algo democrático y loco, y el firme materialismo que acompaña el movimiento hacia un preámbulo del caos invocado como la erudición sugerida por el aroma de la serenidad coronada por las tonterías importantes de la ilusión compartida al lado del proceso de la verdad en cada atmósfera de observaciones privilegiadas con la intuición y salidas acercadas entre piodas y contratos de impermanencia para la esencia de lo sucedáneo vacío como la profundidad del sinsabor que no apodera la causa del frenesí de cada interpretación aprendida a la hora de apoderar cada plenitud de la nada íntegra de cada proceso sofisticado que controla la actitud de regalar el susto del pasto entre historias que no suenan con la evidencia sin experimentación randomizada con metanales mal plantados con las eminencias que se pasan para recordar el frente de mitos y episodios entre metacognición y conciencia testigo con taxímetro incluido en la escena del circo entre egos qua abandonan el personaje, el traje de luces, a parte de llevar el vino del interés, y las referencias al cáliz de la idea de trascendencia con la meseta de credencial.