Veladas paquetas saludan merenjenas y milanesas de pies a cabeza y rancho, se va márquez de voces filipinas por tiendas y boliches desde chicos y cojos jorobados del telecataplum hacia el porqué de la abisima torpe sin andar con turismos tempranitos de parientas y barrios de pesos y techos de profesiones y fiolos gordos y muertos de hambre solamente con nutell, ni quiero saberlo, notregale vitaminizado que no engorda en tujo, manteca, ajo, perejil bien pasadito por cada pensamiento persiana, el reservado que no se acuerda de lo más sencillo, como se ve, el plomo que vemos del misterio, del tiempo aquél anteañero, antequerano por el peso de imágenes sin saber hacia dónde ni cuando hay que pedir la nómina adecuada o la comida con los años de calabaza y choco sans adieu y coco de mazapán de cada interior periodístico, foto de agosto, severamente grapada en segundos restantesy deseos de cartas fictic, por ninguna parte de la maison de sus contundentes ilusorias primeras en advertir lo cual natalillo, o lo tal puntiflillo; piove, signori, la tumba es modesta...
Veladas paquetas saludan merenjenas y milanesas de pies a cabeza y rancho, se va márquez de voces filipinas por tiendas y boliches desde chicos y cojos jorobados del telecataplum hacia el porqué de la abisima torpe sin andar con turismos tempranitos de parientas y barrios de pesos y techos de profesiones y fiolos gordos y muertos de hambre solamente con nutell, ni quiero saberlo, notregale vitaminizado que no engorda en tujo, manteca, ajo, perejil bien pasadito por cada pensamiento persiana, el reservado que no se acuerda de lo más sencillo, como se ve, el plomo que vemos del misterio, del tiempo aquél anteañero, antequerano por el peso de imágenes sin saber hacia dónde ni cuando hay que pedir la nómina adecuada o la comida con los años de calabaza y choco sans adieu y coco de mazapán de cada interior periodístico, foto de agosto, severamente grapada en segundos restantesy deseos de cartas fictic, por ninguna parte de la maison de sus contundentes ilusorias primeras en advertir lo cual natalillo, o lo tal puntiflillo; piove, signori, la tumba es modesta...
Comentarios