
Sólo en lo cutre, vinieses de entreguerras, como si fueran también ellas segun dice la radio repetidas veces dentro de ella y cada vez más difuminado para verse por detrás una película, la cercanía, el proyector, el pintalabios, el vídeo afelpado al descubierto de un vinilo que ya ni se encuentra con las perchas ni habla cantando ni mantiene con Matías vuelos y hoteles reservados, preservados para frotar con el satín un vuelco de esperanza en que salen a buscar por ahí fantasías de adolescente por encima del mar o por detrás; ahora aprieta las nalgas y silva y grita tan transparente como la M mayúscula para ir adónde, enjaulado, junto a la cama de este mismo instante, de esta misma tarde enloquecida que no sabe dónde de aquellos tiempos duros de Lino, sólo en la suite, después al infierno, dentro de ella, de espaldas al espejo, esperando la hora borrosa; ahora sí que es champagne como terrible propósito aferrado al envoltorio de la tabla moral sabiendo escritura y las ideas reversas cuya imágen devuelve su realismo del mismo tipo de pensar y cantar y proverbiar y quemar los repintes o en Florencia plazas demasiado disputadas de estiércol y décadas frígidas de plástico gelatinoso, forúnculos a algunas maternidades, dudas bajo la cáscara y antes de empezar a no ser ni sentir los polvetes que crean métodos y esperan impasibles al fondo del comedore con una túrmix cuya velocidad supera, para frotar la furgona vírgen en manos de ella coronada de laureles sin saber dónde encontrar palmadas y púrrias gratis.
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