Nos narra esta vez a términos seguros, contra los sucios trucos y algo así como desperdicios tirados a boleo de resistidas lonzas y cálidas mamaderas y un poeta beato recitando en una híbrida mañana de las cariátides del erecto otro, no menos evidente que algunos prólogos y mitos evidentes, cercanos alubiones y ricos secretos desgarbados escuchando que ya es la hora del té, una especie de pasatiempo parecido a un viaje en tren sobre los andes oméricos, sonriendo a alguna satisfacción íntima en compañía sospechosa, por un instante cruzando rosacruces y afroditas en esencia hasta shiwa cuerda, despedida; desde aquí otro Happy birthday yaciendo ante la guerra bárbara, ante mezquitas y últimos rincones agraviados donde se recogen princesas y formas curiosas en el motril que cuaja entre el ser y el parecer por el contrario que los litros y litros y Ciros segundos que dejan fluir el devenir sobre prevenciones asolapadas.
Nos narra esta vez a términos seguros, contra los sucios trucos y algo así como desperdicios tirados a boleo de resistidas lonzas y cálidas mamaderas y un poeta beato recitando en una híbrida mañana de las cariátides del erecto otro, no menos evidente que algunos prólogos y mitos evidentes, cercanos alubiones y ricos secretos desgarbados escuchando que ya es la hora del té, una especie de pasatiempo parecido a un viaje en tren sobre los andes oméricos, sonriendo a alguna satisfacción íntima en compañía sospechosa, por un instante cruzando rosacruces y afroditas en esencia hasta shiwa cuerda, despedida; desde aquí otro Happy birthday yaciendo ante la guerra bárbara, ante mezquitas y últimos rincones agraviados donde se recogen princesas y formas curiosas en el motril que cuaja entre el ser y el parecer por el contrario que los litros y litros y Ciros segundos que dejan fluir el devenir sobre prevenciones asolapadas.
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