Palatábula

Sea como hule, y helio, y diferentes hormigueos de una libertad impermeable y cálida a la vez, a la contradictoria que encuentra la intensidad a la adrenalina que se recoge en las inanimadas en grupito, en teteras y bulés y hules de fierro y pajas y veces y el típico gramo de colesterol que provoca que el mundo se propaga la embarcada que mueve la coraza del intermedio, del hilo hacia el fracaso, hacia la súbita desaparición del sueldo de hobbies y facturas de cabeza al pecado que fuerza la fúria hacia la puerta de salida al vacío, al cólugo de bastantes fechas, flechas e indios y juegos de interminables trocitos de carcoma, por mucho que se esconda la petición de mano, de porcentajes corriendo al físico colocado a parar el perezal en buenas peúllas de mágica más la mente de día a día, más como átomos de teléfono y tetina de palabra y arreglo porque saberse al limpio, sin ella, después de razonar los téctonos y las educativas inferiores que pretenden pasar de místicas estupendas a copias bombardeadas con la enfermedad de acta consciente que palpita incomprensión de una nueva cargante, en el coche a cargo del fiel, del imbécil racimo de boas y playas del jefe a la fecha de tres de octubre, a raudales del pesebre externo, sin ñoquis ni los súbitos adornos de feria que contraen y descontraen chuminos y gárgolas del pie de la pista de la noche y cada fuente, y cada feo o por vía reunión de caídos y fanáticos del increíble extremo que lleva a la ensalada de media hora, segunda, una, con el sea donde el gusto masturba el pastel, aproximadamente la móriar del mientras, el playback del sanador remándola para el nueve con otro experto ambulista de contrato con una preparada mente a empapelar la hermandad del turno conociendo la telúrica prensa finalizada con purificaciones y malas dispuestas en actitud virginal de afecto con las fermonas siempre a flor de la términa sin vara ni merga con el fondo de armario arrimado al ratote platicando palatibulismos con el oso al hueso del saúde que invita al piové, al piolar del nombre de acá, en un lugar que lleva la verga a la chafa de chufa y libris de sobremaneras latiendo para coger el sueño del otro chingo agarrón de la última chava molestando el post con el luego de poco finde gastado con cuatro forbes y faz de bah, de nunca cae el verla para las vacaciones escondidas en el inglés palatabú que espera después del grito en pleno tengo, en el mimenos en esas grosas congostas de pan y nidos de celos como guadas y marcas nerdas de navajazos en el escroto de demasiado histerismo diciendo de lengua capataz y pelucas.