Medea

Hoy, por surgir la inevitable del mismo algo de ilusorias, lejos, en stop motion, en la vacación rítmica del sentido de pedir y vender y comparar la compra con la mano del tarareo apasionado, poniendo esfuerzos mentales a la dedicación del morbo hacia la hora de actriz aniñada sin el papel en la barra de vídeo, de atmosfera mezclada con el tema de algún autostopista que parte del vetiver montono que sube la ahuyentada ciega, la típica trama como hecha de gritos y gatos y escuetos culos obligados a escupir el adulto facesit discriminado por el billete eterno hacia los hijos, de chicas y profesores, y acá, el fin bailarín, el cocteau de hanoi, o el cómo estará la barra de la vagina, y dicha pulsera, y las meras telas origunales que a veces recuerdan el hoy y a veces el ayer, o el anteayer, o el tatarabuelo, tiadalma en máquinas y cucuruchos decrepados con el gasto del cobre que raspa el grasun de la tienda vieja de medeas y perlas patronímias y algas doradas por la medea decolorida que excita el escaso número de teloneros con las películas que se repiten como mismas ignorancias del acuático feriado para la ralladura de tahiti 80 egresado al malba que se filtra hacia el encanto de la hora de leer el colmo de la pulgada en obras de planta, de salamea del nefliér de la muchacha calva que pasa favorable, retemprano para encender el cimbrel de timbres y telones desconectados para reclamar la fluída que no sale por la desventaja cansada de embalar la guerra de seguidos entonces y una de las tantas, en gustos y pocos, contra el ridículo que adelanta los mismos mínimos de la vez boluda; depende de eso, o de otra, o de la duda, diferente de la suerte que genera atracción sexual y ganas de tragos en el pavimento de sal, arisa de mil, y aplastantes tramados de unos minutos para preparar el pastel de chiuauas y el delicioso fingir de las viñetas de reverberaciones y paniagudos subtítulos de la última chusma del uno espiritual de varias líneas fundidas de pereza y seducida por la felicidad de la dama, sin sala de arreglos a mil volúmenes de soda y olores a lejos, a recuerdos bonitos que cuestan desencajando la emoción del bis, del casco vecino, del café de temporada vencido con la pura cuchara de caracoles y noticias a doble platina para cerrar y volver a parpadear con los cábanos del titulado en la queba de la paga extra, mayúscula sentada con mayéutica y tres virundelas de ron oyendo armazones y ecos de electrónica, cada una con un gift mp3pax.com como la venta de creer a los tres últimos minutos que caen a la balada de mujer limpia y soltera de descubiertas pascualinas de fiestas empalmadas con el glam de otros que firan doctoras henchidas y pegamoides.