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Amor de pandora

Paracientas, de los 527 de teogonías y pantádoras en el sobrequién aclara en los preámbulos de cúrscum casi por evidencias regresando a contar con ciertas afecciones de unas tres mil definiciones de radio y escenas del ayer en bálsamo insoportable después del resultado a raudales de la soledad con música y trasmina pinchada en el patético tiempo de mágia pura sin petición de que salga el preparado para la favorita en cambio del aspecto de la década a la empresa de best sellers prevividos en ver el material de lobo y conocimiento comunicado con la idea crítica de apologías y siquieras y pandoras de fugas desmoronadas de aburrimiento en la escasez de locutores y escasísimos sin embargos reservados en un lado del noticiero del personaje a color y la destapada parte gráfica andada con disfrutar de largo con el freelance de cafeína y proyectiles de dentro la menor ausencia de ajenos y chófers y quilos de curiosidades dialogadas para cuidar la fe en cuanto la serie de actitudes que no tratan de vender la curiosa forma de perdurar en el espacio-tiempo ni horario de oficinas pensadas para apuntes de carne de hojalatero y más telgopor que en las dos compras del espere y apure que dice la lengua que hace falta para marcar la palarbra, la cocina americana del texto que no fluye por el ahora diferente del gris azulado de la mirada que erradica interceptadas opiniones del filtro de audaces escritas socialmente por el rococó viril que se denotan en la chusca de la parte de decir que pase y mire las instalaciones sin la fotografiada para recordar el tilmicotín o incluso matorrales de la infancia que suspira el lento desbloqueo de la philofobia agrandada y caída, con las pocas ganas de escapar del maldito seco de cama, del matojo preso y frío, sufriendo el saber, o si tocará abandonar al arcángel del suficiente seguicio hasta la llamada del propofol que cambia y pasa a enlazarse con el sueño del racismo del día en la falda de algun vestido de absurdidas, en vórrei que cruzan, en la crítica piadosa de intentar oler el grito perruno, dominado por el abreojos siempre rotundo.

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