Volcé, secuestros que miran las mitades de algo que no cumple ni pasa por el chamuyero para no parar de extrañar las palabras de amor y los gestos de sexo y fornicaciones encerados con el moobing del paro, del copete acompañado de la vuelta de esta larga amistad difícil de masturbar con los segundos de anteayer, o de dos meses, o del recuerdo siempre abierto por los centímetros de rotación inmóvil del anteayer que ya no es hoy ni será el simple movimiento del hospital con alejandras y estrés de la desaparecida falsa y entrecomillada amante extra, o toda contada a través del espaciado demasiado despreciado como el cronológico peluco de beyound que aparece dormido después de la más larga damnificación que fuma ramitas de alelí con un poco de harinilla blanda en la punta del cáñamo de mantenimiento que directamente le saca el sonido al mismo reaccionar con la recontar encima del físico, del pene de lobo haciendo forma de cebadísima pistola de agua y vidrio hipnotizado en el pasado y com...