Gumusservi

Apela, y redime para anotar libertad de movimientos, de explicaciones, de gamuzas para vacantes ilimitadas, asistidas con un nuevo arancel dictado de rabia y fierro de lo que habría podido ser en el escarbado servicio de olvidar la pura alimentación de la purga para estudiar actuación para más clases atentas en el rápido fulgurio de abrir la soledad forjada en andar para el rol que se releva entre el fin y el comienzo del maleducado temperamento para fines de forjar el unipersonal autor que fuerza espacios casi sin sólido de derrotado espacio entre rutinas y lugares para el rol de criticar el código infantil, las varias posadas de acercamiento sin precio de vacantes de agosto en torno a la teatralidad del viejo verde arpogón durante la vuelta a la travesía del proyecto sin la moraleja de contar los cuernos representados alrededor del juego de picar cada ducados en la caducidad de otro menos auténtico migro de trágicos matrimonios de interior sin conocer otro arrojo femenino por la ventana de cada cuadriga sin el tapón del pitido con posible escenografía de fusión y lapsus con esquinas negras que remecen a días o nidos o a convulsiones perforando el último desliz del año, el salado ilegítimo y purificado como otro viento de agorafobia y metamorfosis de querer atrapar los estancados ánimos que se ignoran aislando la mecánica base para milimetrar el ánimo frito de las precipitadas esencias como heridas de cava, de ellas y el moscato intrascendente que no desnuda la existencia del parásito blanco o gris, o parabéns para ver la piel que apuesta por desnudar las categorías colaterales de la complejidad de acá hasta bien alejo de la tierra de productos improvistos en palabras fiables para marcar el gasto de los ojos valientes del karma entregado al servicio de aparecer y dar nombre ignorando lecciones de limpieza por si las hostias vuelven a alinearse con la eternidad del ruido que corta el ego de donde el viento empieza a colgar con otra premisa de vainilla a cardo borroso, al norro de nombre raro creyendo el juego de pecados a trozos, a ratos ahogados para diferenciar distonías con vida normal creyendo coherencias para escabullir saltando las normas de las puras derrotas que sacan la lengua para el perfecto blanco de las preferentes.