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Manchmal

Fiértier, cuando muestra la canción de otro papel o en la otra cabeza para fornicar tendencias de cada captación esfumada como otras musas y normas para saber la rutina de la decepción que constata el futuro cambio inmediato de menos exactitud que cada centurión cinéfila por asumir el lado en este ford que se afina con otro click fuera de lugar con las ganas de tégver sin enterar el entrever entregado hacia cada mancha de orotadas y cartulinas de otras servilletas sin menos embarques hacia el éxtasis definitivo que vuela con cada fluído que apura cada cordura entre dos serenidades más anchas que las andadas de viento cepillándose la revisora del puente de turbias incisiones al mínimo maxilar sin las menos paseantes que empinan paredes con pecas y agujeros para volver a masturbar con la imaginación de las otras aves de cecina terrestre y más testosterona para comer a polvos, a granos a mantecados de pimienta y margen de error, de feos estrógenos fértiles a la gran espera para tuerca y poyete o apoyo, o la sombra de ojos pituitaria que se complementa perfectamente con la suciedad saciada, con el nombre de estevia y estivas y más estrías del menú del día que toca el aposento del tiempo relativo deshojándose como la artesanía que remueve el ritmo inventado del nombre pasado, del trauma del daño en el instante del tic tac en palabras clavadas en el muro de la inventada intransparencia que sigue señalando el dibujo de la mirada hacia cada duermevela de odio y revelación de dejar el cuarto vacío de la magia, del insomnio de cama estrecha sin el perfil normal del cristal de desprender con la pausa y los discontínuos reflejos de dos, de confines fundiendo partes estrechas de tres o cuatro varones de noche al deseo de un definitivo olvido de resumidas cuentas que se deshacen para replicar y coser bocas crecidas con la inseguridad del hábito que atesora los azares del dolor, candidato a comoquiera.

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