Whiscola

Fuimos trijama, borrón, continuidad del whisky y saltos hasta el bracito del rosal corriendo hacia el alero de costado asiado al envés para sobar y escuchar los recuerdos de jardín y enanitos negros de rosal, como de figurinas y barros de masa pastelera o gusto de yugos o tronquitos de regaliz, de divino trozo de caries, de latón, sin ser de oro ni como el falso gámeto que no concentra cromosomas ni coitos en plan de habladurías y las capas de partes por rellenar con grandes partes científicas que examinan el pasado que pesa, sin perversión ni olor a fuego, a motor nominado como plato y cocido de puerco celta como cortina de paleo ahumado en el mantecado prado de genética y espectáculo que obedece a envenenar la agencia y el juego de picoteo, de hit y escapes inservibles que arranca el decir, el fuego del pene, la historia de la deserección, de la droga, del etopósido irrespirable con la confluencia de pasitos y cadáveres, tincidunt en medio de la nada que corre por el resto de la rutina, de las aguas y aperturas del prozac imaginado con las que definen fronteras y no consiguen que la pesadilla ya no asuste con los apuntes del filtro de leche y túcidos y dúctiles escombros maquillados como una religión norteña, errónea, sin aquella porción del inmediato absolutista que no existe por el golpe en el foie y el otro desplome en las colonias vigentes de relaciones por espejos secretos en las pésimas tentativas de proezas y pequeños estudios del picor en la parte dada del bigote hacia la atracción de otra primera parte muy poco conocida por otras opiniones de los que no tienen ni idea de recoger la pregunta de todos los que proclaman declamando los versos antiguos de un primer Neruda al patio de la radial enmendia; o una sola tuna de lata para reescribir whiscola, para el después de el tirar del carro durante la paranoia, igual con la fiebre y los delirios del cuadro de escarabajos y peponas cerquita del chocolate de naranja y musiquillas de videojuego y exquisita boquita de culo chocando con las fantásticas palas de remar para los dos lados de la chacota.