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Reidíodán

Trainera tras trianas y almuerzos de pitillos en ábacos de astrolabios y cada epitafio germinando como el pacto paciente en el lugar irrefutable de dentro de las inclasificables palabras conocidas del emiciclo específico, en la tienda de la opacidad de cualquier ruta de cantares dulces y casos del pálido camarada del insignificante como leyenda del interés interior de intersecciones y poder sin los grandes saltos de línea y publicidad para tampones del ángulo del empate ambicioso más simple que la estilización de la voz en un pequeño estilizador doméstico y vividor como de metal dentro la caja de reproducción que reduce la gedisha o el espacio de la técnica del albor desde la memoria interna que estira las poses de lavanda epidérmica de lavaderos y gravaciones de varias generaciones de crisis por la única característica primordial tal y como se habla en la cola del adecuado administrador de paranoias y partes del ejemplo de la bioquímica para despertar el respeto del sufrimiento suficiente que desactiva la recarga como duda y autorización para la royal del copyright y la pregunta del éxito delante del público que muere en vilo como otro vinilo viejo de rancheras y algún que otro tango del pescador medicinal que acaba como un recuerdo para teclear, camperona comprendida con el sentido de la existencia que se para con la tronía del tronco que no derriba el primoroso humanista fundido de construir la jornada, la espalda, el golpeo de la mueca del maestro que guiña un omakase masculino para no cantar que siempre se habla de específicas creaciones de tabulados poco legibles para otra propuesta de virtuosidad para materializar lo que no se puede ni se crea al destruir la relación entre el sexo pelirrojo de cien páginas, o por la caducidad chapeau que chapotea y se llevará la mejor parte de las maneras de la parte par, canela turquesa, o granizado eructo que funciona iluminado de empresarios y arcas para la red radicada por la incitación de un vistazo tipo topacio catalogado.

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