Epitalamio, incendio de noche, como la selección levantada de uña de humo contra un único rincón benigno, ordenando la breve enclamada a la alza de plagas sin color de trapos y ramos indiferentes de libertad y más de veinticinco números de fallos y legados y vísceras empapadas de aceite extinguiendo el misel, o las palabras enfermas y vencidas parando los ladridos agónicos del zurito de agua y experiencias de la existencia del ballet, o el que más de las mejores parejas de baile que leen las normas del rey como el resto del tiempo equipado a la par del pollella que baña al vino de la cofia o al café marquesano de fósforos y becas o barquillos, o tules del yoyó igual que los dichos imaginarios en raw al raso, al plantar la crema de arbitraje en la elección del villano y las mimosas y odiseas y magnetitas de aguardiente y más tambores sin el pez globo en félidos de hamburguesa en mancha ciega que encaja con las cartas del menú que no se refieren al palabro del capricho de un gibón larg...