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Afembusus

Curiosa perra, reptil, de capa babydoll y cigarro, y virundela, y polvo de rana para entrar en la sensibilidad de los juegos de músculos y silenciador de cielo en puntillas de abrir, durmiendo en la sala de juegos y risas y despedidas del aire y vasos de aena, de deleites y sentimientos contrarios al querer realmente con un aire de más pastillas vaginales enredadas con los electrodomésticos tomados a mano, a quilos del quilombo con sustancias de encanto que llegan a instancias de poca vida de coco que inquina como lucrativos de inquilinos de gambas y buceadores de correas creíbles de las galaxias purgadas por la incógnita para hablar de precio de las apetinas y huevas llevadas al salario de las simbiosis de mente sin un rodeo de ins rocc, instantáneas del espectro de la calle como esporádica cama de tornillos que intentan transmitir máxima seguridad para evitar una recaída en el resumen del vocacional beso de eternas que entran en alguna vez en el reparto de nalgas que quisieran morir en el abrazo de los videojuegos que mudan pasados repartos de amor que salvan sentados conversos sin acomodar entre abrazos y chilrlos y dolores de no saber el dónde ni los energismos tambores de saetas acomodando plagas de pulgas y croques de corché como moco de humo que finge la nariz grande y el maquillaje cara a las nubes jurando dulzura y mantequilla de ojos y baños con otros huesos de oro y final feliz entre historietas de ocios y cariñitos de tiempo que son aquellas escondidas explicaciones para rehacer con el amor de la ensalada del helado de postres y favores para administrar los tiempos del cortafuego de aquellas secciones de cuerpos y cuerdas y hamburguesas de  olores de calamar con almejas y soledades del sexo de futuro sucio, para rasgar los varios movimientos del huerto de inciensos y palosantos que interpretan las tecnologías que relevan las audacias del sentimiento del babamush de camaturca de dentro del rencor de la casa, en la histéria de la comunidad ansiosa por la decadencia.

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