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Tharsis

Catarsis de palmeras en casi cada ipecacuana de anticuchos sin bordados y comidos por el alerón de abejorro y casi por cuatro dentros de escamas y escapes de terceras leches espesas e hiladas como babas de seda enjauladas en tres mil sensores dormidos para no volar en la violación del tiempo del eneldo sin la bomba de varios autocomplejos alocados con las boquitas del último texto del moscón aterciopelado con el vestido de plumas tildadas de versos y radios atrasadas por la gran maquinaria del rólex sin la edad acostumbrada y dirigida al límite de aquel limbo sin herramientas de metáforas sin aquella trusca de poder de compra para la burbuja cutre de la quinta actualidad que no acierta con el olor de cada precio de yugular como carromato colgado de santo y símbolo de cada cajita de sorpresas en bingo como en matiz de madre que recuerda el ayer entre orígenes del metal enterado por el desarraigo sentimental como baliga que raja para el fajo de conjunto celeste esparcido para ir juntos como en los sueños de inmadurez, de seriganis parpadeando con lo espontáneo del animatronic serigrafiado con laberintos de macramé o del tedío a tiempo parcial para planificar otro facesitting a sentadillas del perfecto embrión de futuro o del fierro de cada robot de calle que vuela por la coleta de cóleras y fregamientos como para rozar otra vez la pija en cada tipo de satin con un melonado parcial que procede con el tanto directo de la decisión de romper el tharsis y acabar con las bases del diagnóstico anatómico sin apenas incidencias de consideración costosa, o como en las otras páginas de biogas o alguna vacía y ensanchada patada del quitado de líneas de aquella tecnología imaginaria para marcar la ultrafagia utilizada por el texto adaptado al silencio del sudor decente como algún golpe drástico de una revolución sin dedicación a la importancia de más de media impaciencia sin aquél control del valor útil que refugia al cambio de alrededor de aquella falda de odelisca, o de cheerleader negra para abrir todo su triunfante historial de esparcidos madroños y frágiles esferas de calcos estiletes y dildos casi sin la atribución de intolerar el rápido final de volver a marcar territorio con un todo firme como tono de vagina que maneja un último salto de obstáculos.    

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