Achicoria empiria, arrimando para acampar en el descuento del reflexor, antiguo lucero cóncavo, macilo, o también giro de guión exponencial en el invento que tambalea y acerca el fin del dispersado e inversemblante pescado de película e iniciales de más vocación que la musa de shille y las fantasías de laboratorio y firmas para mover la rea, el estacionamiento de las jergas y quemaduras de lo que no sabe qué y como hablar de los chinches de cama, o las cremas de vaselina para la tardía renovación del contrato causa, o del dolor sin olor a papusa rica que intercambia los tiempos y flujos con la lona publicitaria que participa con las álabas de tierra, los senderos sin una luz de empíricos emperadores de la antigua china, o leídas necrologías de alguien sin interés ni de largas coplas con aquella ensalada de idiomas finos y el mantecol en la cola del xuxut, de las fundas anónimas sin la imaginación del principio de los adentros y en el taller de videojuegos y viudas entre cuatro llamas de paz marcada con fuego, tipo rasguño de rata tapando los alcantarillados para desproteger las alas de sal y la famosa respiración de fuego y fungis en salsa de caballa y más calles de las obligadas con la fornicación de compartir archivos y pillar los pulmones cocinados con el cochinillo polar y el morro del mismo lado que los árboles del vacío número de explicaciones continuas que no razonan con las demás arritmias colaterales de las plácidas elocuencias que se quieren llevar a las ollas para un cocinado en la lista de las obsesiones.
Achicoria empiria, arrimando para acampar en el descuento del reflexor, antiguo lucero cóncavo, macilo, o también giro de guión exponencial en el invento que tambalea y acerca el fin del dispersado e inversemblante pescado de película e iniciales de más vocación que la musa de shille y las fantasías de laboratorio y firmas para mover la rea, el estacionamiento de las jergas y quemaduras de lo que no sabe qué y como hablar de los chinches de cama, o las cremas de vaselina para la tardía renovación del contrato causa, o del dolor sin olor a papusa rica que intercambia los tiempos y flujos con la lona publicitaria que participa con las álabas de tierra, los senderos sin una luz de empíricos emperadores de la antigua china, o leídas necrologías de alguien sin interés ni de largas coplas con aquella ensalada de idiomas finos y el mantecol en la cola del xuxut, de las fundas anónimas sin la imaginación del principio de los adentros y en el taller de videojuegos y viudas entre cuatro llamas de paz marcada con fuego, tipo rasguño de rata tapando los alcantarillados para desproteger las alas de sal y la famosa respiración de fuego y fungis en salsa de caballa y más calles de las obligadas con la fornicación de compartir archivos y pillar los pulmones cocinados con el cochinillo polar y el morro del mismo lado que los árboles del vacío número de explicaciones continuas que no razonan con las demás arritmias colaterales de las plácidas elocuencias que se quieren llevar a las ollas para un cocinado en la lista de las obsesiones.
Comentarios