Fulisa, y post fulanita de szé para seguir siendo el pronto, las alas del maldito libre de necesitar el buen insomnio de la cita de la sustancialidad que pide el precio muerto, en las dudas de la solución sin exterior de después de la desconexión como tercera titularidad del tránsito hacia David, posiblemente hacia una definitiva opción de la relación de ese gran simulacro del pasado hacia una corelación por encima la proyección de las librerías y la composición sin opciones del encaje de abrigo y varias copias de la finalidad en casi un tugurio miserable, y zinc, y necesidad de abrir el silencio, las muestras del esquello de la tarde inevitable que sobrevive a la información inédita de aquellos gajes de la desota infectada y detenida con el peligro de volver al infinito de los fragmentos del no obstante que vive en latas de etapas que cuentan los días y baldosas del rubro tatuado en los cachines de retomar el estaba, o para nunca, sin dueño ajeno al ruido que ha vuelto a despertar las estrategias de la tinchera y el constante entretener del beso del teníamos hacia la despedida del calameo, volviendo al territorio de la rapidez, de los segundos que huelen a gloria, a orgasmo de conejo sarcástico y burdo, para volver a marcar territorio sin remover zanahorias ni ciruelos por donde entra la petanca; aquella baba de piernas y pensares en huertos y penes de la docena de caballos por encima de un breve no, falso callado de fondo sin relación al canto de la especial prosa del mejor diálogo oscuro sin detallar los cumpledías y la promiscuidad con vagabunda letra pequeña.
Fulisa, y post fulanita de szé para seguir siendo el pronto, las alas del maldito libre de necesitar el buen insomnio de la cita de la sustancialidad que pide el precio muerto, en las dudas de la solución sin exterior de después de la desconexión como tercera titularidad del tránsito hacia David, posiblemente hacia una definitiva opción de la relación de ese gran simulacro del pasado hacia una corelación por encima la proyección de las librerías y la composición sin opciones del encaje de abrigo y varias copias de la finalidad en casi un tugurio miserable, y zinc, y necesidad de abrir el silencio, las muestras del esquello de la tarde inevitable que sobrevive a la información inédita de aquellos gajes de la desota infectada y detenida con el peligro de volver al infinito de los fragmentos del no obstante que vive en latas de etapas que cuentan los días y baldosas del rubro tatuado en los cachines de retomar el estaba, o para nunca, sin dueño ajeno al ruido que ha vuelto a despertar las estrategias de la tinchera y el constante entretener del beso del teníamos hacia la despedida del calameo, volviendo al territorio de la rapidez, de los segundos que huelen a gloria, a orgasmo de conejo sarcástico y burdo, para volver a marcar territorio sin remover zanahorias ni ciruelos por donde entra la petanca; aquella baba de piernas y pensares en huertos y penes de la docena de caballos por encima de un breve no, falso callado de fondo sin relación al canto de la especial prosa del mejor diálogo oscuro sin detallar los cumpledías y la promiscuidad con vagabunda letra pequeña.
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