Misericordias esponjosas, arquitecturas de literatura fantástica para el desafío sin coste, ni aquellas tiendas de nudos que venden preferencias, o descuentos sin horas de distensión de la ansiedad por regresar a la cúspide del garbanzo, del embarazo de cualquier aguja, a punto de cerrar y crear los silencios, la setentena serenata de la carta de bebidas, cóckteles, batidos, cafés, mascarillas, candelas, garlandas, perras de agua, de aquel flojo hablar por hablar que simpatiza con beeturia y lo que no conocen las enfermeras ligeras de los 97 espejos brillantes, sin algunas de las alas de demonio impropio, o macaroon, o masaje verde, o las esencias del písculo, entendidas como menores de edad, como entretenimiento del recuerdo de aquellos días de sequía, sin barba abocada a otra erección pensada por mamar tetas groumet y algo de flores comestibles que se tienen que terminar hoy y las situaciones de salutación, y otra falta de rompedoras voyeur y la locura de otra primavera ochentera, que llegará después de la tormenta con una empoderada sonrisa de profesional, de progresión top y babas por oler, besar y mojar la malla de los estatutos en vientos de vientres del cinnamon con algo de genjibre y digestión poco íntegra.
Misericordias esponjosas, arquitecturas de literatura fantástica para el desafío sin coste, ni aquellas tiendas de nudos que venden preferencias, o descuentos sin horas de distensión de la ansiedad por regresar a la cúspide del garbanzo, del embarazo de cualquier aguja, a punto de cerrar y crear los silencios, la setentena serenata de la carta de bebidas, cóckteles, batidos, cafés, mascarillas, candelas, garlandas, perras de agua, de aquel flojo hablar por hablar que simpatiza con beeturia y lo que no conocen las enfermeras ligeras de los 97 espejos brillantes, sin algunas de las alas de demonio impropio, o macaroon, o masaje verde, o las esencias del písculo, entendidas como menores de edad, como entretenimiento del recuerdo de aquellos días de sequía, sin barba abocada a otra erección pensada por mamar tetas groumet y algo de flores comestibles que se tienen que terminar hoy y las situaciones de salutación, y otra falta de rompedoras voyeur y la locura de otra primavera ochentera, que llegará después de la tormenta con una empoderada sonrisa de profesional, de progresión top y babas por oler, besar y mojar la malla de los estatutos en vientos de vientres del cinnamon con algo de genjibre y digestión poco íntegra.
Comentarios