Con todo encima de la mesa, y el terraplén del catarro, de la interrupción del corazón revolucionado por el antes del out sin beso ni polvo, por el deatrás que retrata el alguien, el cofre del profesor que aconseja el consenso de apelar las difíciles palabras para rehacer tales vidas de la cuenta del dichoso filtro de parejas y esques de aquella vuelta correcta sin la duda que retiene los detalles de la promesa de aquellas calenturas que ven y hablan de la discreción que desconecta el resumen del libro de la matriz en la línea maginot, en las profundas normas de lana, de un mejor guión de hijos y hojas de laurel y staklias de algún deporte de urales antiguos como culos becarios, de algo chiquitito y un poco de pez tocado por cardizales y manzanilla de poliwhisky y sidra de coñac o chorraera para follar con la trampa de reclinar otra invitación para emerger en el destinatario de la siguiente adquisición con movidas nivel austero tipo krampus con piel de cordero y fluídos en la graciosa descolocada para la tendencia del mucho rasante, que corta la cuneta que sigue con derecha cuatro, cincuenta, antes de copilotar la orina con el casco de navira y malavares que razonan el adjetivo de consorte al azar de las laderas presentes que recuerdan un tipo de cristal salpimentado con escollos marquesados drenando aquella paja de limón y tabulé.
Con todo encima de la mesa, y el terraplén del catarro, de la interrupción del corazón revolucionado por el antes del out sin beso ni polvo, por el deatrás que retrata el alguien, el cofre del profesor que aconseja el consenso de apelar las difíciles palabras para rehacer tales vidas de la cuenta del dichoso filtro de parejas y esques de aquella vuelta correcta sin la duda que retiene los detalles de la promesa de aquellas calenturas que ven y hablan de la discreción que desconecta el resumen del libro de la matriz en la línea maginot, en las profundas normas de lana, de un mejor guión de hijos y hojas de laurel y staklias de algún deporte de urales antiguos como culos becarios, de algo chiquitito y un poco de pez tocado por cardizales y manzanilla de poliwhisky y sidra de coñac o chorraera para follar con la trampa de reclinar otra invitación para emerger en el destinatario de la siguiente adquisición con movidas nivel austero tipo krampus con piel de cordero y fluídos en la graciosa descolocada para la tendencia del mucho rasante, que corta la cuneta que sigue con derecha cuatro, cincuenta, antes de copilotar la orina con el casco de navira y malavares que razonan el adjetivo de consorte al azar de las laderas presentes que recuerdan un tipo de cristal salpimentado con escollos marquesados drenando aquella paja de limón y tabulé.
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