Vasectomías emocionales, vacíos de teflón, de lavadoras, de ruidos, de voces, de noes acortejados por la complejidad del regular viento, casi sin chapas de neneos, o de niñas de pañal, o tortas, o toretis del torteis, del no valer para falar, ni volar para follar e higenizar sueños de la paleta de colores enlaminados con fuego en el corto fuero de fugaces de aquella polita que no andaba como escoba de cuatro tiempos, como pelocha de patatal, limpia, buscano más culos para acaronar con el caso de la innovación de pescal, imaginando los diez años de más hambre de exquisiteces y orines y váluas y vulvas esperando, y sinopacs de cartón, de spoilers y bécaros para llenar paños y aparadores de alguna rara inmaterial para pasar por alto los sociales esquífocos de la sensualidad, de los escalofríos con las comas y la puntuación a áloquuies del bolsillo de las bragas de calle ante la actitud ahogada por anotar la práctica literal, la cabezaña de cabras y años atemporales continuados por la maripán, sensación repentina de color rojo, librado de golear la torcedura de los deberes de secuencias de morel, y doce barthes salvando otro extremo derecho junto con la historia zancada de la nieve en polvo, o del muñeco para el culetazo de la preciosa borracha que abraza el cataclismo de todas las ramas del centro, del ecosistema discutido, equilibrando cualquier línea defensiva en zonas de más puntos habilitados con huesos para el caldo y las medicinas de una boca de metro para personar la recomendación de improvisar el rescate de errar con la fe de volver a agarrar otro racionado mañana.
Vasectomías emocionales, vacíos de teflón, de lavadoras, de ruidos, de voces, de noes acortejados por la complejidad del regular viento, casi sin chapas de neneos, o de niñas de pañal, o tortas, o toretis del torteis, del no valer para falar, ni volar para follar e higenizar sueños de la paleta de colores enlaminados con fuego en el corto fuero de fugaces de aquella polita que no andaba como escoba de cuatro tiempos, como pelocha de patatal, limpia, buscano más culos para acaronar con el caso de la innovación de pescal, imaginando los diez años de más hambre de exquisiteces y orines y váluas y vulvas esperando, y sinopacs de cartón, de spoilers y bécaros para llenar paños y aparadores de alguna rara inmaterial para pasar por alto los sociales esquífocos de la sensualidad, de los escalofríos con las comas y la puntuación a áloquuies del bolsillo de las bragas de calle ante la actitud ahogada por anotar la práctica literal, la cabezaña de cabras y años atemporales continuados por la maripán, sensación repentina de color rojo, librado de golear la torcedura de los deberes de secuencias de morel, y doce barthes salvando otro extremo derecho junto con la historia zancada de la nieve en polvo, o del muñeco para el culetazo de la preciosa borracha que abraza el cataclismo de todas las ramas del centro, del ecosistema discutido, equilibrando cualquier línea defensiva en zonas de más puntos habilitados con huesos para el caldo y las medicinas de una boca de metro para personar la recomendación de improvisar el rescate de errar con la fe de volver a agarrar otro racionado mañana.
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