
En la práctica vacía el instinto de aislar políticos italianos de centro izquierda, bárbaros huéspedes, mediapuntas izquierdas, ensayos sobre mutaciones holandesas, de orígen polaco, diseñadas con la superioridad de los acontecimientos y los cuatro proyectiles que abanzan por la banda, entran en el área grande, se driblan las comparaciones publicitarias sin historia en los otros canales, borrachas con lógica, con el negro sin historial de una noche china, pegada, como diferentes delirios del destino intacto que corroe diferentes palabras, sentimientos expresos que salen y vuelven a entrar en busca una vez más de Rudolf, y le dan las gracias por todo, por el encuentro consigo, por teosofías y promos perdidas, por algunos bárbaros golfistas de derechas que preguntan si otras ocasiones harán historia para trazar diferencias y distinciones por cualquier poderosa barbárie, sociológica, al igual que novecento, profundo y nunca banal.
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