Rompe el silencio, la arritmia, el tiempo que localiza en el garaje subterráneo el desconche total, la falsedad se abre y sale al oyente del espectador funcional, con clinique para seducirlo y llevárselo a la cama directamente, con enaguas de res, satinadas al primer beso, al primer piquito, al primer morreo con lengua, al primer anillo de compromiso dorado, grabado con las iniciales de los dos y la fecha contínua, todo eso junto con un ramo enorme de rosas, todas rojas, también con olor a clinique happy, como para repetirlo varias veces, ella lo quiere, quiere que caigan a su trampa para desconcharlos de por vida, para hacerles creer que todo esto es real, que colecciona sentimientos materiales, detallistas, con un tanto que apreciar, con unos cuantos, a su vez otros cuantitos rodeados de visiones subjetivas que demoran a largo tiempo, imaginando la sonrisa de la vida permanente que perdura en el espacio con las teosofías y los encuentros del más allá, pero ellos prefieren buscar las caras de los empleados y besarlas en silencio, de una manera definitiva.
Rompe el silencio, la arritmia, el tiempo que localiza en el garaje subterráneo el desconche total, la falsedad se abre y sale al oyente del espectador funcional, con clinique para seducirlo y llevárselo a la cama directamente, con enaguas de res, satinadas al primer beso, al primer piquito, al primer morreo con lengua, al primer anillo de compromiso dorado, grabado con las iniciales de los dos y la fecha contínua, todo eso junto con un ramo enorme de rosas, todas rojas, también con olor a clinique happy, como para repetirlo varias veces, ella lo quiere, quiere que caigan a su trampa para desconcharlos de por vida, para hacerles creer que todo esto es real, que colecciona sentimientos materiales, detallistas, con un tanto que apreciar, con unos cuantos, a su vez otros cuantitos rodeados de visiones subjetivas que demoran a largo tiempo, imaginando la sonrisa de la vida permanente que perdura en el espacio con las teosofías y los encuentros del más allá, pero ellos prefieren buscar las caras de los empleados y besarlas en silencio, de una manera definitiva.
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