Lo que más y lo que menos, la copia que aparece de celuloide como un disco de vinilo de cincuenta pulgadas, algo que escupe las incertezas de la vida y lo convierte en mentirosos kepdep que aguantan y arrastran las vacaciones prusianas, así como éstos, ahora ya son tres, hasta ahora nada, hasta el momento que tenía que llamar a la puerta y entrar corriendo a simple vista, golpeando lo viejo para apoderarse del teclado y las palabras cortas, sordinas, sordonas, meras palabras, absurdas chorringas delirantes, meras, meras, meros delirios, a chorrones viajes que suenan a segundas épocas y forman y viven lo que más y lo que menos, y se ríen de sí mismo sin víctimas ni gracias sucias que engañan y sacan mocos de niños tapándose los oídos de la canela con leche merengada, de sus menos y sus mases que amasan y amasan la boca para dejarla limpia de bacterianas antiestresantes y cables de enredos, vinilos, cubiertos, pajuelas que se tapan y salen a la primera sin estrujar nada para apoyar profecías sobre gustos del nombre de la papada piera, y 18 claves para la travesía, o esa aura enigmàtica, o cualquier mojito adentrado en cuellos flexibles llenos de homenajes.
Lo que más y lo que menos, la copia que aparece de celuloide como un disco de vinilo de cincuenta pulgadas, algo que escupe las incertezas de la vida y lo convierte en mentirosos kepdep que aguantan y arrastran las vacaciones prusianas, así como éstos, ahora ya son tres, hasta ahora nada, hasta el momento que tenía que llamar a la puerta y entrar corriendo a simple vista, golpeando lo viejo para apoderarse del teclado y las palabras cortas, sordinas, sordonas, meras palabras, absurdas chorringas delirantes, meras, meras, meros delirios, a chorrones viajes que suenan a segundas épocas y forman y viven lo que más y lo que menos, y se ríen de sí mismo sin víctimas ni gracias sucias que engañan y sacan mocos de niños tapándose los oídos de la canela con leche merengada, de sus menos y sus mases que amasan y amasan la boca para dejarla limpia de bacterianas antiestresantes y cables de enredos, vinilos, cubiertos, pajuelas que se tapan y salen a la primera sin estrujar nada para apoyar profecías sobre gustos del nombre de la papada piera, y 18 claves para la travesía, o esa aura enigmàtica, o cualquier mojito adentrado en cuellos flexibles llenos de homenajes.
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