Lole, la cúspide del momento poco natural de peluche rígido y el opus mei de morros nacido para los horrores nouveau y el tiempo tectónico de la vieja guardia del total deficitario; en segundo lugar ¿que? no hay nada pesado con gracia exemta de tríos y sentimentalismos y autoconsideraciones abstractas de alelos y niños y niñas del mundo artístico pecando pudores y corridas inmaculadas de ejemplos reposados en el contexto; carpinteros, terapeutas, chóferes, notarios, vergas antiestrés de herencia genética, ilusionista, flor y nata de diez vestidos y relaciones bordadas, estériles genomas para la base de la excusa vasopresínica de dos de cada cinco cimbreles embrionarios, ocurrencias a parte de pezuñas y ruleros encarnados, partes vacías de cáscaras rabiosas y otros alelos que reproducen infidelidades del 334% de aquellas palabras que quieren y no pueden, no saben, les cuesta arrancar a lo hollywood y acabar el semen bebible y las letras de canciones inteligibles, el efod de lino, los últimos llenos de vanagloria a su modo, su prolongado discurso cierra injusticia similar y el maneki vuelve a despertar con el ruidito habitual difamando y recaudando archivos y saqueos, junto a la puerta del triunvirato.
Lole, la cúspide del momento poco natural de peluche rígido y el opus mei de morros nacido para los horrores nouveau y el tiempo tectónico de la vieja guardia del total deficitario; en segundo lugar ¿que? no hay nada pesado con gracia exemta de tríos y sentimentalismos y autoconsideraciones abstractas de alelos y niños y niñas del mundo artístico pecando pudores y corridas inmaculadas de ejemplos reposados en el contexto; carpinteros, terapeutas, chóferes, notarios, vergas antiestrés de herencia genética, ilusionista, flor y nata de diez vestidos y relaciones bordadas, estériles genomas para la base de la excusa vasopresínica de dos de cada cinco cimbreles embrionarios, ocurrencias a parte de pezuñas y ruleros encarnados, partes vacías de cáscaras rabiosas y otros alelos que reproducen infidelidades del 334% de aquellas palabras que quieren y no pueden, no saben, les cuesta arrancar a lo hollywood y acabar el semen bebible y las letras de canciones inteligibles, el efod de lino, los últimos llenos de vanagloria a su modo, su prolongado discurso cierra injusticia similar y el maneki vuelve a despertar con el ruidito habitual difamando y recaudando archivos y saqueos, junto a la puerta del triunvirato.
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