Cazallero, canción sucesiva o rara, entonada desvirtud que empieza ajena al desmaquillado desmejoramiento de los veintiochos especímenes de evocados tesoros imparables e impenetrados ímpetus campando a sus anchas sin la memoria de día, del enorme mortal que se da con esponjosas salpicaduras de las leoneras que se las cazan como bobinas de reproducción asistida y usanzas y maltratados alcoranes y zurdos cerrados con geneólogos relacionados más allá de la letra, del feto del tiempo, sin edad de breves cuentos ni los conocimientos transformados para retocar las puras capacidades que repiten del tampoco rescatando ascendientes islas a cientos de ancestros que buscan el color inconexo del aburrido lapsus del momento robadísimo de otra penetración al espaciado sueño de ficción, y culpa, y viento real con corazones y terapias fijas muriendo lentamente como un fuego y alitas del títere levantado, igual que la puca, que la pistola que lo apuntala sin culatas ni inciensos de un comentado ...