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Mamihlapinatapei

Piñatas de ratos que ni de los pintados senos vuelven las hartas paranoias a besar el potro, a violar las lámparas de intimidad y erectos yogures sin lo de siempre que arrastra los cálculos de ácaros y gusanos que siguen pudriendo la escultura y su miembro más importante que la cal del acné y la desesperación por ver a la princesa filipina, la presa que encanta a cualquier tedófilo tedio imaginado por la pinta cruda de la separación del texto, del nudo infeliz e incompleto que sigue guardando las calificaciones de las otras musas y salen y vuelan en cuanto aparece una nueva, un pedigrí al rato con datos de otra que no se sabe si caerá o lo dejará con el sabor de planta en el cocotero, en los negocios que masturban los alados saltos hacia lo infinito, hacia lo más, hacia las palabras de corcolés, una imaginada de ojos que apuntan al estupor, al negro azulado, al taipei del día antes al mínimo, montaña rusa y fábrica de algo que vuelve a existir robando el internet de otra forma, de otro lado del cortometraje de regular las fantasías del patrocinador sin actividades para complementar con la búsqueda del feeling, del nuevo manicomio ganador adaptado al ahora, al nuevo ilusorio italiano que ladra para retomar la conexión, los pactos de adentro de los vídeos parados con el rec, con formol y miedos al formal fracaso que intuyen los extrañados del cerebelo que no puntúa lo conseguido hasta la definición de la máquina, del enaneo de ángel que se apaga lentamente y luego vuelve a subir y a pensar en la vagina y en los éxitos de los últimos chistes de adolescencia y en años de ellos, del siendo llamado un gigante de la paciencia, del melancólico nueve que visita al nuevo uniforme que entrará por la palabra mañana y no volverá a atacar la raíz en esencia del control vital, del corazón  que no se sabe definir con las huellas dactilares y atrae siempre tormentas cuando hay calma y buena visión del rígido calendario de paz sobre comprensivos cambios de actitud hacia más puellas, o latinas abundancias de amor sin la muerte de más neuronas procuradoras.

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