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Cualacino

Marcando cualac, en alas calcarias y sencillismo ocioso al grito, al vicio del nuevo hecho físico y catapultado subsidiariamente por cada revés del control remoto en argot de dos arejos paseantes por el último líquido sanguinoliento del llevado en cualquier naturaleza de efectiva argumentación y pasos, y peras de fuelle, del mero intermediario que repite pirinchos como auxiliares del útero que regala sueños de gula y posesiones de preocupación para no compartir, para gestar el único amor de buasét, como particular era nativa en expedición y refrescante envidiable parte en la panorámica del embarcadero que empalma con la pija quilométrica en forma de bañera, de tía sin número de tanda central sobre laberínticas vacaciones que persiguen a la hinduista palabra que maravilla con apenas el campiello de montones de alejados tocamientos en las zonas más erógenas para el siguiente orgasmo que no se sabe si será con las definitivas novias o con más repetidas alas de mar, lejos del día del músico, o de la asociación que amamanta las típicas horas de bar e invites por la simpatía consolidada durante horas y romerías de temporadas atrás y mejores boleanos de ayerbe y ciudades de cera y sudores unitarias como la feria de domingos y disfraces de encierro en la última oportunidad de reaccionar con los gánglios de cambiar el pandográs, los colegios y fechas del chance, del pase del fútbol en cada mancha de posavasos en el queso de tetilla y las preguntas ante los grados del alcohol y las comisuras de la córnea en el labial del maduro de moda, presente, inconsciente de aceptar los jóvenes momentos de reclamar reproducción y tiempo para la cumparsa de la coma, del plato de hacelgas con leche y visitas del peón convencido de que habrá marca de éxito, de la quitada del pánico hacia otro no, hacia la pérdida de flujo y pelo y catéters de recuerdo, de feo escribir, de menos guardar manos y guantes para parar la falta de aire y sueño que ya no parece de descarte, de oscuridades verdes que abandonan el croma para poner cualquier fondo erótico con menos vísceras y vistas en varias actitudes para jugar sin esperar la portería bien cubierta con el parapente de bombachas y humedades de vaginas y cualacinos de culo del nacimiento para traer las modelos finalistas para el top bikini, para dejar de temer con el enlace del yá, con el sueño de las alas temperamentales que agrandan los recuerdos del cisne que cambiaba varias veces de peinado y de color del ritmo para más esculturas y tipitos cambiantes de relación tatuada en algún lugar de la rabanilla.     

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