Long way, o la dedicatoria larga, la espectacularidad al aphorism, al ver rociadas con octubre las veces sin mayos, sin aniversarios, sin manos que repiten el diez a las hojas de higuera o trigal, o acelerador de humos, de eternos inviernos desde el hasta, o más preposiciones de las apartadas musas que odian la voz del sol sin el porqué del plato crudo con bigotes de azafrán, o como las mil maneras, o las lenguas de gato, lenguadinas, retazos con sable y algodón de yemas y puñales sin insunsatas como a veces ladridos de velas y virundelas; rancios atracos de bocas capaces de crear caretas con café y olores a excitación, a dieciocho deberes sin alivios, sin conocer el destrozo interior, las cadenas de cartas y dudas que cortan la respiración del préstamo de otro alcatraz grabado en cincel en la cuarta vértebra del nido de cera y pompiu delgaducha, clavando límites con maquillaje cerrado, fiado, sin voz resulta de cuando el pequeño combinado que pregunta las maneras del apenas que aplauden el primer gol que recuerdan al contenido del fresco viento sin nombre de efecto al ver la rosa escondida para pensar, para escuetar el significado del nobokov de una alegata profunda con la inquietud de la nostalgia, que no siempre sobra para carne de caldo dulce, para conos y más aforos para dumb y su grunge y su muerte ordenados por acutor, por trozo de perversión, o incluso la destacada vez que cumple con el alcohol llevado a las pocas páginas de la cortesía de más éticas y el esiac que sigue curando el gusano come gamba, el etopósido a caballo del cumplido de noche que inscribe más estaciones que los porcentajes, que el momento de exceptuar las pieles de vestir, las tardes, los carruajes sin tirador de seta, de saetas y vómitos que necesitan a kafka para impresionar partes sin tetenal como para vestir importancias a la parada de frutas sin trucos de cocción que no se declaran semifinalistas del absoluto aquí, girando pomos y gambas del mediterráneo como deseo de gracia que salva las palabras atascadas en el nunca que no cabe al podré querer que no avisará al alférez del aire, del separado sufrir sin la voz que no necesita escuchas de cerca. Long way, o la dedicatoria larga, la espectacularidad al aphorism, al ver rociadas con octubre las veces sin mayos, sin aniversarios, sin manos que repiten el diez a las hojas de higuera o trigal, o acelerador de humos, de eternos inviernos desde el hasta, o más preposiciones de las apartadas musas que odian la voz del sol sin el porqué del plato crudo con bigotes de azafrán, o como las mil maneras, o las lenguas de gato, lenguadinas, retazos con sable y algodón de yemas y puñales sin insunsatas como a veces ladridos de velas y virundelas; rancios atracos de bocas capaces de crear caretas con café y olores a excitación, a dieciocho deberes sin alivios, sin conocer el destrozo interior, las cadenas de cartas y dudas que cortan la respiración del préstamo de otro alcatraz grabado en cincel en la cuarta vértebra del nido de cera y pompiu delgaducha, clavando límites con maquillaje cerrado, fiado, sin voz resulta de cuando el pequeño combinado que pregunta las maneras del apenas que aplauden el primer gol que recuerdan al contenido del fresco viento sin nombre de efecto al ver la rosa escondida para pensar, para escuetar el significado del nobokov de una alegata profunda con la inquietud de la nostalgia, que no siempre sobra para carne de caldo dulce, para conos y más aforos para dumb y su grunge y su muerte ordenados por acutor, por trozo de perversión, o incluso la destacada vez que cumple con el alcohol llevado a las pocas páginas de la cortesía de más éticas y el esiac que sigue curando el gusano come gamba, el etopósido a caballo del cumplido de noche que inscribe más estaciones que los porcentajes, que el momento de exceptuar las pieles de vestir, las tardes, los carruajes sin tirador de seta, de saetas y vómitos que necesitan a kafka para impresionar partes sin tetenal como para vestir importancias a la parada de frutas sin trucos de cocción que no se declaran semifinalistas del absoluto aquí, girando pomos y gambas del mediterráneo como deseo de gracia que salva las palabras atascadas en el nunca que no cabe al podré querer que no avisará al alférez del aire, del separado sufrir sin la voz que no necesita escuchas de cerca.
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