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Aphóriope

Priori prioridad del átomo, del aporipé, o del borrador de violación hacia cualquier banda tirando el diccionario de cohetes y énfasis hacia el vacío, hacia pasados de amor y romanticismo, y toneles de labios y dentaduras despegadas de la cavidad, del útero, o la torácica de aquellos mitos y a la vez ramas desnudas de tramas y estampas intraducibles y orales como música de burgués que teje suciedad de señales inalámbricas de lucha mezclada con el árpope y las arcádias de los cincuenta como sello decisivo de otro impulso de pinza y dolor de patio parido con la sarna de sorrento y oropel  y vaginas y churumbeles como siluetas de gadgets lineales a la categoría de fluidez de hacer y deshacer algunos de los mismos mínimos de las grimas y pedos que cantan por si solos con el movimiento del error del faro sin rumbo como urgencia en el oscuro humo de ciertas noches que sólo traen murmullos e ideas hurgadas del ácimo acérrimo aferrado al colocón de adrenalina por repetir en las nuevas adquisiciones de pruebas y migas de silencio incandescente hacia el año, hacia la medianoche que se dejó de soñar con cada león de odeliscas en medio de un circo romano del sexo con extensiones de soledad y trazos del olivo bianco medio acariciado por ciertos nombres jóvenes de miel y más dulzura que la antecesoría de la marchitada cumbre de aguas pasadas o las fecales en las huellas que siguen subiendo como cualquier olor que perdura en los elogios de logística o logaritmos en huellas de niño que siguen en vigilancia por los fallos de concepto o de entender cada elogio, cada súbita agorafobia o número de conservas para el conejo a la pera, o para típicas y dispersas tunas o pañuelos, o los rigatoni a la putanesca de plástico con poca sal y sin aquél menú de concepciones y aquella república de conceptos para terminar de atar con la cocina y el alto capaz de romper trechos por primera vez después de sanar los párpados del corazón que esperan romper con la mirada en la sueda delantera sin el indefinido gol del senado practicante, de las distancias ambientales de las cuatro reglas de lanzadera estraña y fundamental para luego la referida carrera de esencias e influras de abrazar el resultado del ímpetu en lo que respecta agrupaciones como suerte y balada y filtrados como en los enormes embates de plata y algo de plácida ignorancia en el primer meollo de devaneos y unos cuantos encantos electrónicos.

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