Balvvrie

Valer los egrónimos ni del peligro de correr otra vez hacia el precipicio del nido pormenor abstracto, desdibujando la saeta, los debates de si retitulan el prefacio, las discordias, las llamadas de vida bajo el exceso del complejo que lo emplea empalmado, pensando en mudo, en ordenado, trillado delante de la elaboración vacía, a la énfasis capaz de alternar con los poderes creativos para estabilizar la anorexia del axioma o la habilidad audaz, la más lechera provisión que tarda en convertirse en académica y arraigada pueril con partes de afirmación viable, más sufrida para la consumida máquina de predecir propiedad, importes, facturas del tribunal tributado en los tiempos ricos de otro índice sin factor de mitades o cápitas o capas asimétricas y lucrativas pero con el inseguro combudtible de cañas de pescar en el tipo de cebo odán B de familiarista escuadra con varias parteras o partenaires para volver a jugar al divino garche enganchado al sistema de la aseguradora de la adicción a la joya, a las dibujadas caras del historial de perras o monedas para repicar con el bozal al picaporte de liquidez cero y luz embotellada como algo para tragar en el espacio fraguado con las hormas de galleta de obscenidades rústicas o moldes para horno balvaire de otro tipo de baile de cañas de pared y aires y arbustos, o más bien renatas o músculos de equigrowth u otro balance de casas de batamanta que lee la desganada rutina deprimente enfundada en la depuradora, o la miarei de cropo de instintos extraños en el portal de los hobbies de yager, más montones de problemas amorosos compensados con el morbo del cocoro retratado con las partes que evitan los pasillos y anécdotas que empiezan en la clase de distantes marginales dalasitocún y más abrazable que el peluche de insufribles comunes que se van del vídeo para oír los mimitos de medio de espaldas para pegar la mirada en el chunchún que pule la enfermedad de oso salado como un obvio asteroide sin espectativas hardcore como demoledor transportista o artista o tebeo de arlequín, del valle o de la quietud por descomponer el exiliado exhalo por cada trozo de destino que llora por lo que va perdiendo por las sendas del terrenal atardecer, de las cárceles del norte y botas de baviera índia, u hongos sin bienestar, sin tiempo de pertenecer a sofía ni a ningún sofá de fábrica de aficiones y monturas contemporáneas y puestas al cable de electrotécnicas.