Neasmaigh

Whois, ni la sola rivalidad con los dualismos sin oportunitar el tiempo hipotecado con un panorama de intimidad ronca, en una guerra de inmunidades o gel de conchitumúa o diferencias con pasados que pesan y hechan el resto al tiempo del nido de arenales y dientes de elaboración para engordar la sobrehusa de horarios y fruta de espumadera como le ocurre al sabor que no reposa con la misma proporción que las premisas constantemente sucias de sangre y mugre y maneras de almíbar y más zanahorias de momentos en las maduras lechuzas y envidias hacia la grandecilla masturbación de pura testosterona que se rebaja entre los altos limbos y los cuatro minutos de minipimer y aceite de cebolla abierta con medio vaso de dólares o delícias turcas cortadas a juliana soltera y pintada con fideos chinos para decorar la salsa de chocolate y piñones y puerros y mezclas de flujos animales como en tránsito de no usar los huesos del tronco de unas mariposillas y huesos que se bajan antes de la carga entre espesores sin posterior cocinado para emborrizar las almas al detalle de arrebatar los grupos de etiquetajes y podcasts de más espacio entre los cigarrillos y calcos de logo en las bases cutáneas para maquillar el gusto de arándanos o entre las flores maquilladas de un rubio dorado con ojos saltones, azulados o verdófilos en el rusco del despeine para seducir al abejorro que está las veinticuatro horas del día en celo, intentando descargar en cualquier esquina, en cualquier pensamiento de armamiento febril, con los meses contados, en un estómago rumiante, o de hormigón blindado con la fuerza del estereotipo de namash, o de cada fenix alocada por querer repetir un todo exactamente como los últimos deseos y besos y reos y tréboles de más mascotas y alopecias de hongos y aquel acero oxidado que lo tiñe todo de varias faltas de ortografía y sangre de cordero y sopa de ajos.