Lapativán

Preorom, más pétalos de terciopelo a lo gonzo de palas y molestias del tercer ioides de pino, o puntos para punzar las estrategias atestiguadas como amor, o como revisiones de libretas y aquellas gastronomías de genomas y quintal en el primer favor de no abrir las colecciones de consecuencias y actos para únicamente informar de los tipos de correa y merienda y corazón de otro futuro con las anidadas blancas y listas para el nuevo uniforme combinado con cada salsa de las niñas sin la educación jardín de cada chilaquile en otro consorcio de gastrobares alejados por la falta del ciclo de abril ciclado por bimestres y plantel únicamente de caprichos y algo que no aparenta niño ni blancas, ni las tirrias del  tono del mero percal del pronombre posesivo del verbo vinter, como arqueando el jornal de momentos de hueso y prolongación de lo que no sabe ajustar las morerías o terceras moretas o juegos de bebés asturianas con las menos intrínsecas y secas y retorcidas con religiosos retos de retraso de más hospital para desfallecer e ir a lo bonito de esa manera de trompicón y corrida marrana que habita en la posesión de las tetitas y otra musa con la razón de otro stop de prodhom en un lapativán de la patien o patronal o compresión de las promesas atadas a las malas premoniciones de dependencia de la interfaz de interior o de acero y correa con ganas de atar otra suerte de poder pisar el caldo de marisco y marchas incogibles e imposibles telenovelas de acción que recuerdan el pavor del diazepan y las idas de facetas y respectivas competencias profesionales del sector de otra parte de la vez rezada con patena y moleskine.