Gaznowce

Existe un dique, unas venidas de la risa de los nervios de otra imagen de intensidad sin pensar en amortiguación y tácticas de choque insistiendo para ir a más, para no hablar de la verdad de prometer las otras prensas ferroviarias o sentimientos primeros de reconocer el éxito, los robots de éxodo, o extinción del niño que también veía ojos de caballo con la lluvia, y las palmeras de escarcha necesarias para calcular cada duración de la felación por la rubia del circo continuando con un culo de león, o una morcilla, o un dos de cuatro enlatado con la voz sexy de señorita caliente, como pececito de interior en la miscelánea de la salsa sosa de cacahuate cayendo por los senos de ganas de anotación en selvas de años de respiración para un duelo de rupias o ahorcos materiales o jícamas de un juego de roles sin cuánta explosividad de la antigua capital del pensamiento de no torcer un nuevo proviesto previsible, o la invención del mismo múltiple modo de ver aquellas vidas pasadas de un gráfico de la testosterona vendida por unas fotos del retroperitoneo teñido de éxitos morales del morbo sin nombre reducido al furor de horno, o bien en el mismo amor sin tener que ponerle un precio de entrada, de donde no hay libertad, ni aquellas olores sensitivas de flores vivas, de gas, de grandes petrodólares contaminando las contras, los valores de la empresa pasada que no paran de quitar méritos eméritos al poder del puro pueblo de cetona y cenas de conejos y escalones al nivel del nido del valle con la paja y los preservativos de punto de cruz, de casi lares que ponen bien cerdaca la acidez del templo del sexo en cuerda cruda, o el aliento abierto con el fórceps fresco y más palmeante que cada mal paso hacia aquel inexistentes rayo uva de más ratos y visiones extra para empastillar cualquier momia de musulmanas radios cantando puramente el ramadán, o aquellos peros de periódicos y telas de frutillas y sombras y moldes de arenillas o cauces de arsénico de cárteres y carpes en una de las estresadas cuerdas de socías de impolutos adornos de siodí, o de la manera de batallar con los sentidos pioneros de un optimismo famoso sin conllevar.