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Élemice

Nueuament, o no se acuerda del cambio, del no quiero, de las tres páginas del coto, o de porlosau de lo seguro, del multiverso en la intimidad de alarmados egos y vacías sensaciones de romper partes de algo pasado, sin aquellas condiciones de morbo y picor viejo, estrenado con el humor de mórteres y varias mortajas sin color de infantes, de aquellos recuerdos eternos que necesitan absorber lo reciclado de toda aquella esencia del dinero, de la máxima del déjà vu mágico que normalmente no perciben los ganglios vivos, autores de la contraposición que quiere volver frenando el fenómeno del puesto referente a las explicaciones de robar el lapsus extremo y por ello las garras de guarradas que quieren volver a poseer el erotismo del interior para otra posible excitación marciana que experimenta la previa, las configuraciones de confabular aspectos de un sistema laico, de aquellos que dirigen y exageran con los carteles de fóneos y más fideos que las cuarenta y cinco notícias de futuro, o los frutos sin las mútuas palabras de masturbación y paces del mejor legal regalo de otras situaciones de la vuelta del proceso del nueu, nato y rubio, sin más agujeros ni placas de estiércol y usos de la testosterona como para avanzar la ilusión hacia el paquete de dados y mantas para superar filias de foto y capas de laterales y terceras impresiones fieles importantes de otra manera de mamar y relacionar la relajación con el frío del tántrico vaso comunicante con los gánglios gástricos de muñeco blanco, o de balsa de comunicación romántica que empara el embalaje del día de embarazar la basura con el patter acuoso y literado en cualquier lotera con símbolos e índices íntimos de desveladas desventajas de las culpas usuales de no poder estar por atender amantes y fuerzas del fórceps fresco de pez y sake de folletos y líos informativos de no poder pasar al siguiente lado del nivel de las quince compresas manchadas de licor de las vías respiratorias del eje.

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