Es en el próximo idilio el silencio, en el próximo número de la revista dedicada a la memoria de muchos aficionados con mostacho retorcido y tez que atraviesa la cocina para recalcar cada amore platónico, cada migaja adherida al recuerdo rígido, algún que otro busto parlante del mismo modo que su paladar sucio entre dos cazos abiertos, de tirantes ceñidos, apretadísimos, de otros artículos que no hablan de lo que gusta, de indiscreciones como aquélla de los cementerios istalados en las casas liadas y bien cerradas por riendas y bistros ahorcados de aspecto podrido y yegüitas de armídia de pigmentos tóxicos, corrientes, para la cacería ancestral de la bilis Lambant; por un momento vuelve a cambiar la pareja de cabriolos para alargar la luz y hacerla más visible. A esto sigue, gotea de un golpe de luz, un flash potente de 3500 grados kelvin, o Jules, ni idea de la nueva cocina.