Nada que ver con lo de ahora, con todo de tapas y temas de trabajo del tarot tan marcado con croquetas que se ven relacionadas con los status que se juegan y se pillan la calva para preparar el terreno sentimental; con la adicción se confunde el tutto bene de sus labios menores empapados de flujo del café y las torrijas amanidas, y una de torrijas con el culo en pompa como un brownie con helado de vainilla y pasas, que ahora salen, ya, quitan los vasos, copas, pelucas para cubrir la calva, el mantel del todo que a menudo tampoco cubre el entonces variado, el instante que ojea otros todos y maman el café soviético del otro plato para criticar cualquier fama debajo del brazo Pérez y de estúpidas performance flácidas, desgarradoras, viciosas del todo, sin bombachas de cristal, con dodotis y vasos comunicantes, y tilas de vainilla Poleo, mentolines con sabor a semen de caballa, que necesitra relleno y se pudre como la oliva negra, vieja, sin granos, caída de la bombacha mayor.
Nada que ver con lo de ahora, con todo de tapas y temas de trabajo del tarot tan marcado con croquetas que se ven relacionadas con los status que se juegan y se pillan la calva para preparar el terreno sentimental; con la adicción se confunde el tutto bene de sus labios menores empapados de flujo del café y las torrijas amanidas, y una de torrijas con el culo en pompa como un brownie con helado de vainilla y pasas, que ahora salen, ya, quitan los vasos, copas, pelucas para cubrir la calva, el mantel del todo que a menudo tampoco cubre el entonces variado, el instante que ojea otros todos y maman el café soviético del otro plato para criticar cualquier fama debajo del brazo Pérez y de estúpidas performance flácidas, desgarradoras, viciosas del todo, sin bombachas de cristal, con dodotis y vasos comunicantes, y tilas de vainilla Poleo, mentolines con sabor a semen de caballa, que necesitra relleno y se pudre como la oliva negra, vieja, sin granos, caída de la bombacha mayor.
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