
Actitud triunfal, rulos, algunos cotonetes junto al ropero, cadetes, bayonetas, permisos viciosos, entre diez y veinte que acompasan la risa con la otra mano en el pescuezo anterior y cruzan, y se mueven de un lado al otro prudentemente entre chacras que obstaculizan la pista de baile con las manos; y los peces miran congelados, sakana, algunos salen a los bares vecinos a pedir truchines para ocupar el tercero con algo que contar al reducto y beber pisco pala. Penoso, imaginativo, a fumar con la imaginación grata y cálida, que aproxima y trata lo grave corregido, y permanece con los ojos abiertos como lupas, cigarrillos y pisco olvidado por el convencimiento oral; y los ojos golpeados a moratones azul lluviosos de luz que nota la vida, la última gota de lluvia dorada, misionera de su niñez válida, embebible, imposible mover cautelosamente cada trozo para leer pues novelitas; sin duda la salsa bolognesa con voz repetitiva a ratos.
Comentarios