A qué conduce este infinito razonar, estas apariencias de virtud, el asombro de bossuet, los cinco o seis complementos de mesa que parecen juguetes sexuales en el bostezo sous que supone laa tención de montañas y valles y picos y besos con lengua, con baba, con pasport con cola, quebrados con esmero en el otro extremo del talento exhibido que se va pa lo hondo con jhonatan y se mete entre rejillas para averiguar las causas granates que descuidan alimentos entre otras cosas inquietas y mentiras con cada una, de cierta edad, de cierto peso especificado en la báscula sin título en un gran sofá hinchable, hinch, para mencionar la notable sillita morocha con veladas y relatos para un rato; para miradores y tres borradores de entrepierna saludando un cordon bleu al trance de los demás, al alcance de la vie robusta reforzada por el triple muro racional, como conduce la recompensa sin título decente ni restos del sistema mientras otros corren, cosa siempre arriesgada en esta especie de autocrítica giratoria pese a su atodiagnóstico frutell, mal acuerdo radical, que a veces se pueden parecer a estos actos de conspiración y apariencia del personaje de complexión robusta, con pequeñas cartucheras en los laditos de la demanda que limita a repetir el hombre de minuto en amante, y constancia con la que se aferra a lo suyo, al público en general.
A qué conduce este infinito razonar, estas apariencias de virtud, el asombro de bossuet, los cinco o seis complementos de mesa que parecen juguetes sexuales en el bostezo sous que supone laa tención de montañas y valles y picos y besos con lengua, con baba, con pasport con cola, quebrados con esmero en el otro extremo del talento exhibido que se va pa lo hondo con jhonatan y se mete entre rejillas para averiguar las causas granates que descuidan alimentos entre otras cosas inquietas y mentiras con cada una, de cierta edad, de cierto peso especificado en la báscula sin título en un gran sofá hinchable, hinch, para mencionar la notable sillita morocha con veladas y relatos para un rato; para miradores y tres borradores de entrepierna saludando un cordon bleu al trance de los demás, al alcance de la vie robusta reforzada por el triple muro racional, como conduce la recompensa sin título decente ni restos del sistema mientras otros corren, cosa siempre arriesgada en esta especie de autocrítica giratoria pese a su atodiagnóstico frutell, mal acuerdo radical, que a veces se pueden parecer a estos actos de conspiración y apariencia del personaje de complexión robusta, con pequeñas cartucheras en los laditos de la demanda que limita a repetir el hombre de minuto en amante, y constancia con la que se aferra a lo suyo, al público en general.
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