
Y mezclados con los vendedores de milagros ambulantes avanza el día, se dan citas por horas, o cuando menos sus agentes trajados y arcángeles al lado de los infinitos restos de atrio colgando por las paredes de la catedral; figuretas que pasan a los desfiles apropiados y poseen un espacio irregular, menos improvisado que el rojizo de ayer, marcado por singulares barrios latinos y calientes jugos de algún líquido marrano o flujo que ciega y abraza y forma un todo comercial de mezclas indianas con el precio al caribe otoñal incluido y 48 horas más de ofertones y noches low cost sin saber que ver, ni si es apta la apertura del chapuzón donde la mirada penetra su nombre y deriva a los guijarros verdes en tender la autovía como alfombra en cualquier noche sin moscones a treinta euros, cualquier precio; cualquieresquién pasado ballenero sin peaje mas ballotas singulares con campo de golf debido al efecto de la pantalla plana, burritos, datos colonizados de gruesas mantas de la especie.
Comentarios