Cebolletas empezando por la salsa romesco con almendras y vidrios salados, aceite de girasol, labios empurpurados, tomatines cayendo sobre su hombro izquierdo con la intención de permanecer en el entorno de llevarlos a presencia para avanzar a grandes pasos y distinguir su húmeda ventresca con las amarguras de esa mitad empapelada bajo sus pies. Falta un sentido que no podemos...seguir los tres puntos con las comas y unirlas al viento confiado por lienzos y carricoches del año de telecataplum con buena línea; no, no, no, noooooooooo; no se puede ni se debe mirar salvo excepciones concretas que certifiquen el todo por el todo usado, vírgen, con grandes tetas, no, mejor pequeñitas y juguetonas, con sus pezoncitos de punta, poco gruesos, más bien delicatesssen de impresiones y recuerdos grabados en aquéllos títulos alejados, titulillos de química, sin el tradicional uniforme de colegiala que solo busca aire fresco de montaña y para, stop motion, y repite la locura en su voz que se hace la tonta y se alcanza el nivel insoportable de la quinta región de los arcángeles y los ladronzuelos de ideas sin el pero de la prueba de cambiar los nombres; de cebolla a cebolleta o cebollón, pero en este caso abusrdo ya no se prepara para nada, no hay nada, solo restos y púdrias reprimidas por la sobada matutina del año siguiente avanzado para tres.
Cebolletas empezando por la salsa romesco con almendras y vidrios salados, aceite de girasol, labios empurpurados, tomatines cayendo sobre su hombro izquierdo con la intención de permanecer en el entorno de llevarlos a presencia para avanzar a grandes pasos y distinguir su húmeda ventresca con las amarguras de esa mitad empapelada bajo sus pies. Falta un sentido que no podemos...seguir los tres puntos con las comas y unirlas al viento confiado por lienzos y carricoches del año de telecataplum con buena línea; no, no, no, noooooooooo; no se puede ni se debe mirar salvo excepciones concretas que certifiquen el todo por el todo usado, vírgen, con grandes tetas, no, mejor pequeñitas y juguetonas, con sus pezoncitos de punta, poco gruesos, más bien delicatesssen de impresiones y recuerdos grabados en aquéllos títulos alejados, titulillos de química, sin el tradicional uniforme de colegiala que solo busca aire fresco de montaña y para, stop motion, y repite la locura en su voz que se hace la tonta y se alcanza el nivel insoportable de la quinta región de los arcángeles y los ladronzuelos de ideas sin el pero de la prueba de cambiar los nombres; de cebolla a cebolleta o cebollón, pero en este caso abusrdo ya no se prepara para nada, no hay nada, solo restos y púdrias reprimidas por la sobada matutina del año siguiente avanzado para tres.
Comentarios